La obra de Francisco Santos es hoy en día casi una rareza, a pesar del éxito que tuvo en su tiempo e inmediata posteridad. Su novelística es testigo del agotamiento vital del último tercio del siglo XVII, y participa como ninguna de la imagen —convertida ya en recurso narrativo— del parto para narrar las miserias del Madrid finisecular como un cuerpo social enfermo, extremo y contaminado. La voz de Santos, emplazada en la intersección de lo moralista, lo costumbrista y lo picaresco, alterna pasajes artificiosos y recargados con el habla espontánea y sumamente creativa de la calle y del hampa. "Día y Noche de Madrid. Discursos de lo más notable que en él pasa" (1663) es un extraordinario catálogo de escenas y motivos delirantes que recorren la novela de principio a fin. Su recorrido urbano está plagado de episodios chocantes que tratan sin remilgos todo tipo de actividades que son censuradas por el autor como desviaciones de la norma o como prácticas prohibidas: prostitución, proxenetismo, pedofilia, estafa, adulterio, ludopatía, violencia doméstica e incluso un muy velado bestialismo (cuando no una brutal animalización de la lujuria femenina) definen a muchos madrileños de la alta alcurnia y de los bajos fondos.